Norte


La zona Norte de Mesoamérica formó parte de esta superárea cultural sólo durante el período clásico (150-750 d. C.), en que el apogeo de Teotihuacan y el crecimiento de la población favorecieron las migraciones hacia el norte y el comercio con las lejanas tierras oasisamericanas. Se trata de un territorio llano, comprendido entre las sierras Madre Oriental y Occidental. El clima es seco, casi desértico, y la vegetación es escasa, por lo que la agricultura en el Norte sólo fue posible mediante la canalización de las corrientes de agua superficial (entre las que destacan el río Pánuco y los afluentes del Lerma) y el almacenamiento del agua de lluvia. La excesiva dependencia del buen clima llevó a los pueblos del Norte de Mesoamérica a abandonar la región a mediados del siglo VIII d. C., en que enfrentaron una prolongada sequía y las invasiones de pueblos aridoamericanos.

Los centros de población en el Norte eran dependientes de la red de comercio que se estableció entre Teotihuacan y las sociedades de Oasisamérica. Sitios como La Quemada en Zacatecas, o La Ferrería en Durango, sirvieron como fuertes para vigilar las rutas comerciales. Cuando la agricultura y el sistema social colapsaron en el Norte, los ocupantes de la región migraron hacia Occidente, el Golfo y el Centro de México.

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