División político-administrativa


La Federación mexicana está compuesta por 32 Entidades Federativas. Cada uno de los estados es libre y soberano, y posee una constitución (excepto el Distrito Federal) y un congreso propios.

Los gobiernos estatales se encuentran divididos en tres poderes: El Poder Ejecutivo, es ejercido por el Gobernador del Estado, elegido cada seis años sin posibilidad de reelección. Puede ser removido sólo a instancia de la Cámara de Senadores o del Congreso del estado. El Poder Legislativo se deposita en el Congreso de cada estado; está integrado por diputados elegidos para un período de tres años. El Poder Judicial es encarnado por el Tribunal Superior de Justicia de cada entidad.

Los Estados se dividen en municipios. Existen 2.438 municipios en la República Mexicana. El estado con mayor número de ellos es Oaxaca, con 570. En contraste, Baja California y Baja California Sur sólo tienen cinco municipios cada uno. Los ayuntamientos municipales son encabezados por el presidente municipal. El presidente municipal es elegido cada tres años, en fechas variables de acuerdo con el calendario electoral de cada estado. Cada municipio posee un Cabildo integrado por regidores y síndicos, electos para períodos de tres años también. Ni el gobernador de un estado, ni los diputados de los congresos locales, ni los miembros de los cabildos pueden renunciar a los cargos de elección popular. Algunos municipios tienen sus propias divisiones administrativas, comúnmente estas son llamadas delegaciones dependientes de su cabecera municipal.

Los poderes de la Federación residen en México, D. F. Hasta antes de 1997, como territorio federal (con el nombre de Distrito Federal) el Gobierno de la entidad era encabezado por un Regente, nombrado por el Presidente de la República en nombre de la federación. El 6 de julio de aquel año, los capitalinos eligieron a su primer Jefe de Gobierno desde la supresión del cargo de Gobernador del Distrito Federal en 1928. Desde 1994, eligen diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, una especie de congreso estatal con funciones acotadas. El Distrito Federal se divide en delegaciones políticas, y los jefes de estas unidades territoriales son electos popularmente desde el año 2000 para períodos de tres años.

Forma de gobierno


Según la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (promulgada el 5 de febrero de 1917), el país es una República Democrática, Representativa y Federal integrada por 31 estados libres y soberanos y un distrito federal o capital, sede de los poderes de la Federación. Los gobiernos de las entidades federativas y de la federación se dividen en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

El Poder Ejecutivo Federal reside en la Presidencia de la República. Es ejercido por el presidente, jefe de Estado y de gobierno al mismo tiempo. El presidente tiene la facultad de nombrar a los titulares de las secretarías de Estado, que son por eso integrantes del gabinete presidencial. El mandato del presidente dura seis años, y no existe la posibilidad de reelección ni vicepresidente. Éste fue suprimido desde la Constitución de 1857. En el caso que un presidente de la República no pueda concluir su mandato, la presidencia interina queda en manos de la persona electa por el Congreso, o en su caso, por la Comisión Permanente. Desde el año 2006, este cargo es ejercido por Felipe Calderón Hinojosa.

El Poder Legislativo reside en el Congreso de la Unión, que se divide en dos cámaras: La Cámara de Senadores (senado) y la Cámara de Diputados (cámara baja). El senado se compone de 128 senadores (tres por entidad federativa más 32 de representación proporcional). La Cámara de Senadores se renueva completamente cada 6 años en concordancia con el período presidencial. La cámara baja se compone por 300 diputados de mayoría (distritos electorales uninominales) y 200 de representación proporcional. Cada estado es representado en la Cámara de Diputados por un mínimo de cuatro legisladores. Las elecciones para legisladores de la Cámara de Diputados se celebran cada tres años. Los senadores y diputados federales no pueden ser reelegidos para un segundo período consecutivo en la misma cámara. Los elegidos para ocupar cargos de elección popular en México no pueden renunciar al mandato popular, pero en caso necesario pueden solicitar licencia para separarse de su puesto.

El Poder Judicial recae en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en un conjunto de tribunales inferiores y especializados. La Suprema Corte está formada por 11 ministros elegidos por el Congreso de la Unión. La duración del cargo de ministro de la Suprema Corte es de 15 años.

Clima


México es un país con una gran diversidad climática. La situación geográfica del país lo ubica en dos áreas bien diferenciadas, separadas por el trópico de Cáncer. Este paralelo separaría al país en una zona tropical y una templada. Sin embargo, el relieve y la presencia de los océanos influyen mucho en la configuración del mapa de los climas en el país.

De esta forma, en México es posible encontrar climas fríos de alta montaña a unos cuántos centenares de kilómetros de los climas más calurosos de la llanura costera. El más notable por sus variaciones es el clima del estado de Chihuahua, donde se dan las temperaturas más bajas del país, que llegan en ocasiones a los -20 °C, y las más altas en el desierto de Sonora que en ocasiones supera los 45 °C. La zona cálida lluviosa comprende la llanura costera baja del golfo de México y del Pacífico. En esta región las temperaturas oscilan entre los 15,6 °C y los 40 °C. Una zona cálida comprende las tierras localizadas entre los 614 y los 830 msnm. Aquí, las temperaturas oscilan entre los 16,7 °C en enero y de 21,1 °C en julio. La zona fría va desde los 1.830 msnm de altitud hasta los 2.745 metros.

El clima templado subhúmedo o semiseco alcanza temperaturas que oscilan entre los 10 y los 20 °C y presenta precipitaciones no mayores a los 1.000 mm anuales. A una altitud superior a 1.500 metros, la presencia de este clima depende de la latitud de la región. En las áreas con este tipo de clima, las heladas son una constante que se presenta cada año.

Un segundo tipo de clima lo constituyen el cálido-húmedo y el cálido-subhúmedo. En las zonas con este clima, llueve durante el verano o a lo largo de todo el año. La pluviosidad alcanza el índice de 1.500 mm, y presenta una media anual térmica que oscila entre los 24 y 26°C. Las zonas con este tipo de clima se ubican en las planicies costeras del golfo de México, del océano Pacífico, el istmo de Tehuantepec, en el norte de Chiapas y en la península de Yucatán.

El trópico seco presenta variedades de los climas anteriores. Se localiza en los declives de la Sierra Madre Occidental y Oriental, las cuencas altas de los ríos Balsas y Papaloapan, así como en ciertas regiones del istmo de Tehuantepec, la península de Yucatán y el estado de Chiapas. El trópico seco es, por lo tanto, la zona más amplia de los climas cálidos extremosos en México.

Las zonas templadas son las regiones donde la precipitación anual es menor a 350 mm. La temperatura anual varía entre los 15 y los 25 °C, y su índice de precipitación también es sumamente variable. La mayor parte del territorio mexicano, ubicado al norte del trópico de Cáncer, es una zona con este tipo de características.

La estación húmeda se extiende entre los meses de mayo y octubre. En promedio llueve durante 70 días al año. La tónica dominante, sin embargo, es la escasez de lluvia en la mayor parte del territorio, hecho relacionado con los obstáculos que representan a las nubes de lluvia las altas montañas que enmarcan la Altiplanicie Mexicana. En la zona templada altiplánica del país, el promedio de lluvia es de 635 mm anuales. La zona más fría, de alta montaña, registra índices de 460 mm. En tanto, el semidesierto del norte del Altiplano apenas alcanza 254 mm de lluvia anuales. En contraste con la aridez de este territorio (que concentra el 80% de la población mexicana), existen algunas regiones que pueden recibir casi 1.000 mm y hasta 3.000 mm.

El promedio de temperatura para el país es de unos 19 °C. Sin embargo, la ciudad de México presenta sus promedios extremos en los meses de enero (12 °C) y julio (16,1 °C). En contraste con Ciudad Juárez, Mexicali, San Luís Potosí, Hermosillo y Monterrey donde las temperaturas son realmente extremas.

Hidrografía


Los ríos de México se agrupan en tres vertientes. La vertiente del Pacífico, la del Golfo y la vertiente interior. El más largo de los ríos mexicanos es el Bravo, de la vertiente del Golfo. Éste tiene una longitud de 3.034 km, y sirve como límite con Estados Unidos. Otros ríos en esta vertiente son el Usumacinta, que sirve como límite con Guatemala; el río Grijalva, quizá el más caudaloso del país; y el río Pánuco, a cuya cuenca pertenece el Valle de México.

En el Pacífico desembocan los ríos Lerma y Balsas, de vital importancia para las ciudades de las tierras altas de México; los ríos Sonora, Fuerte, Mayo y Yaqui, que sostienen la próspera agricultura del noroeste del país, y el río Colorado, compartido con Estados Unidos. Los ríos interiores, es decir, aquellos que no desembocan en el mar, suelen ser cortos y con caudal escaso. Destacan el río Casas Grandes en Chihuahua, y el Nazas, en Durango. La mayor parte de los ríos de México tienen poco caudal, y casi ninguno de ellos es navegable.

México alberga numerosos lagos y lagunas en su territorio, pero de tamaño modesto. El más importante cuerpo interior de agua es el lago de Chapala, en el estado de Jalisco, y que a causa de la sobreexplotación está en riesgo de desaparecer. Otros lagos importantes son el lago de Pátzcuaro, el Zirahuén y el Cuitzeo, todos ellos en Michoacán. Además, la construcción de presas ha propiciado la formación de lagos artificiales, como el de las Mil Islas, en Oaxaca.

Relieve


El relieve se caracteriza por ser muy accidentado y alojar múltiples volcanes. El territorio es recorrido por las sierras Madre Oriental y Madre Occidental, que son una prolongación de las Montañas Rocosas. La sierra Madre Occidental termina en Nayarit, en la confluencia con el Eje Neovolcánico. A partir de allí, paralela a la costa del Pacífico, corre la Sierra Madre del Sur.

El Eje Neovolcánico atraviesa el territorio del oeste al oriente, hasta unirse con la sierra Madre Oriental en el Escudo Mixteco o Zempoaltépetl (a 3.395 msnm de altitud). En el Eje Neovolcánico, de gran actividad volcánica como su nombre lo indica, se ubican los picos más altos de México: el Pico de Orizaba o Citlaltépetl (5.610 m), el Popocatépetl (5.462 m), el Iztaccíhuatl (5.286 m) y el volcán de Colima. En esta provincia geológica tuvo lugar el nacimiento del Paricutín, el volcán más joven del mundo.

Las prolongaciones al sureste de la sierra Madre Oriental son conocidas como Sierra Madre de Oaxaca o de Juárez, que concluye con la Sierra Madre del sur en el istmo de Tehuantepec. Al oriente de esta región se extienden la Mesa Central de Chiapas y la Sierra Madre de Chiapas, que tiene su punto culminante en el volcán Tacaná (4117 m).

Los accidentes geográficos más visibles del territorio mexicano son la península de Baja California, en el noroeste, y la península de Yucatán, al oriente. La primera es recorrida de norte a sur por una cadena montañosa que recibe los nombres de Sierra de Baja California, de Sierra de San Francisco o de la Giganta. Su punto más alto es el volcán de las Tres Vírgenes. La península de Yucatán, por el contrario, es una plataforma de piedra caliza casi completamente llana.

Ubicada entre las sierras Madre Oriental y Occidental, y el Eje Neovolcánico, está la Altiplanicie Mexicana, que a su vez es dividida en dos partes por pequeñas serranías como la de Zacatecas y las de San Luís. La parte norte es más árida y más baja que la sureña. En ella se localizan el desierto de Chihuahua y el semidesierto de Zacatecas. Al sur de las serranías transversales se encuentra la fértil región del Bajío y numerosos valles de tierra fría o templada, como la Meseta Tarasca, los valles de Toluca, México, y el Poblano-Tlaxcalteca. En esta mitad sur del altiplano se concentra la mayor parte de la población mexicana.

Entre el Eje Neovolcánico y la Sierra Madre del Sur se localiza la Depresión del Balsas y la Tierra Caliente de Michoacán, Jalisco y Guerrero. Al oriente, atravesando la intrincada Sierra Mixteca, se encuentran los Valles Centrales de Oaxaca, rodeados por montañas abruptas que complican el acceso y las comunicaciones.

Geografía física


Ubicado en el sur del subcontinente norteamericano, México comparte frontera por el norte con Estados Unidos y al sureste con Guatemala y Belice. Su superficie es de 1.964.375 km², con una superficie continental de 1.959.248 km² y una insular de 5.127 km². Esta extensión lo ubica en el decimocuarto lugar entre los países del mundo con mayor territorio. La longitud de sus costas continentales es de 11.122 km, por lo cual ocupa el segundo lugar en América, después de Canadá, repartidos en dos vertientes: al occidente, el océano Pacífico y el golfo de California; y al este, el golfo de México y el mar Caribe, que forman parte de la cuenca del océano Atlántico.

Repartidas en su mar territorial se hallan numerosas islas, entre las que destacan los archipiélagos de Revillagigedo (Socorro, Clarión, San Benedicto, Roca Partida), y las islas Marías, en el Pacífico; las de Guadalupe, Cedros, Ángel de la Guarda, Coronado, Rocas Alijos, Isla del Tiburón, Isla del Carmen, frente a la península de Baja California y la costa de Sonora; y las de Ciudad del Carmen, Cozumel, Mujeres, y el arrecife Alacranes, en la cuenca atlántica. En conjunto suman una superficie de 5.073 km².

Siglos XX y XXI


Al resultar Díaz el ganador de las elecciones de 1910, Madero llamó al levantamiento armado a través del Plan de San Luis. Se sumaron a la rebelión numerosos grupos de las más diversas clases sociales y regiones, y enarbolando las más variadas banderas: en el noroeste, Álvaro Obregón encabezó la revuelta de la pequeña clase media campesina; en Chihuahua Pancho Villa encabezaba un regimiento formado por ganaderos; en Coahuila, Venustiano Carranza representaba a los hacendados; y en el estado de Morelos, Emiliano Zapata y sus tropas de indígenas reclamaban el reparto agrario. Díaz finalmente dimitió el 24 de mayo de 1911. Salió exiliado del país rumbo a Francia, donde murió y fue sepultado.

En febrero de 1913, Victoriano Huerta dio un golpe de Estado contra el presidente Madero, a quien mandó asesinar junto con Pino Suárez en la "Decena Trágica". También Zapata había desconocido a Madero, al no haber iniciado el reparto agrario. A la muerte de Madero, las facciones revolucionarias se levantaron en armas contra el usurpador, y lo derrocaron en 1914.

Venustiano Carranza fue nombrado presidente, y llamó a la redacción de la Constitución que rige actualmente en México. El documento incorporó varias de las demandas sociales reivindicadas por los movimientos revolucionarios. Mientras tanto, las facciones revolucionarias entraron nuevamente en conflicto, que terminó con el asesinato de Carranza (Tlaxcalantongo, 1920), Zapata (Chinameca, 1919) y Villa (Parral, 1923).
Obregón llegó al poder en 1920; fue sucedido por Plutarco Elías Calles quien puso varios artículos constitucionales en vigor. Consecuencias de ello fue la Guerra Cristera, que enfrentó a tropas campesinas alentadas por la jerarquía católica contra el ejército federal. Calles opinaba que la Revolución había de perpetuarse en instituciones y formó en marzo de 1929, el Partido Nacional Revolucionario, primer antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Calles fundó el Banco de México y puso fin después de años de infructuosa lucha a la Cristiada mediante la no aplicación de las reformas constitucionales y legales que la originaron. Al final de su período, Obregón se reeligió, pero fue asesinado en San Ángel antes de tomar posesión. Siguieron tres presidentes títeres de Calles que gobernaron dos años cada uno (1928-1934). Durante este período, conocido como el Maximato, México enfrentó la resaca de la crisis de 1929 y perdió la soberanía sobre la Isla de la Pasión.
Lázaro Cárdenas, presidente, con el apoyo del "líder máximo" como también era llamado Plutarco Elías Calles y quien dijo: "[…] Más que mis hijos, hijos por la sangre, Lázaro es mi hijo, hijo por el espíritu" para el primer período sexenal (1934-1940), desterró a Calles y dio gran impulso a la educación "socialista" y al reparto de tierras. Es recordado por la expropiación petrolera, acontecida el 18 de marzo de 1938, y la nacionalización de los ferrocarriles. A pesar de su inicio radical, el gobierno de Cárdenas debió moderarse por la crisis económica derivado de los pagos de las nacionalizaciones. Su sucesor, Manuel Ávila Camacho, frenó el reparto agrario, concilió con la naciente burguesía industrial y enfrentó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Durante los siguientes años de gobierno del PRI, México vivió una época de gran desarrollo económico (el Milagro Mexicano), pero también fue tiempo de protestas y peticiones de libertad y derechos civiles. En 1968, fue escenario de la matanza a los manifestantes de Tlatelolco. Por otro lado, se reabrió el debate sobre la economía mexicana y se produjo una abertura y privatización hacia la década de los ochenta. En 1985, varias partes del país fueron sacudidas por un terremoto que dejó miles de muertos y desaparecidos.
Lázaro Cárdenas, presidente, con el apoyo del "líder máximo" como también era llamado Plutarco Elías Calles y quien dijo: "[…] Más que mis hijos, hijos por la sangre, Lázaro es mi hijo, hijo por el espíritu" para el primer período sexenal (1934-1940), desterró a Calles y dio gran impulso a la educación "socialista" y al reparto de tierras. Es recordado por la expropiación petrolera, acontecida el 18 de marzo de 1938, y la nacionalización de los ferrocarriles. A pesar de su inicio radical, el gobierno de Cárdenas debió moderarse por la crisis económica derivado de los pagos de las nacionalizaciones. Su sucesor, Manuel Ávila Camacho, frenó el reparto agrario, concilió con la naciente burguesía industrial y enfrentó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Durante los siguientes años de gobierno del PRI, México vivió una época de gran desarrollo económico (el Milagro Mexicano), pero también fue tiempo de protestas y peticiones de libertad y derechos civiles. En 1968, fue escenario de la matanza a los manifestantes de Tlatelolco. Por otro lado, se reabrió el debate sobre la economía mexicana y se produjo una abertura y privatización hacia la década de los ochenta. En 1985, varias partes del país fueron sacudidas por un terremoto que dejó miles de muertos y desaparecidos.

Siglo XIX


Mientras se encontraba un candidato a la corona de México, se había instalado una Junta de Gobierno Provisional. Meses después, en 1822, Agustín de Iturbide se hizo proclamar Emperador de México. En aquel tiempo, formaban parte del territorio mexicano el antiguo virreinato de Nueva España y la Capitanía General de Guatemala. El Primer Imperio Mexicano duró unos pocos meses. Se vio envuelto en una crisis, derivada de la necesidad de pagar los daños provocados por los once años de revolución independentista, y de su enfrentamiento contra los republicanos. En 1823, Antonio López de Santa Anna y Vicente Guerrero proclamaron el Plan de Casamata, que desconoció el gobierno de Iturbide y anunciaba la instauración de una República. Derrotado, el emperador se exilió y el imperio quedó disuelto con la separación de las Provincias Unidas del Centro de América.
Tras un breve interludio, presidido por otra Junta Provisional, en 1824 el Congreso Constituyente promulgó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, conocida como la Constitución de 1824. El documento señalaba que la Nación adoptaría un gobierno federal con división de poderes. El Congreso convocó a elecciones, en las que resultó triunfador Guadalupe Victoria para el período de 1824-1828. Concluida la presidencia de Victoria, la vida política mexicana se tornó inestable debido a las pugnas entre la antigua aristocracia y el pequeño grupo de burgueses liberales del país. El personaje central a lo largo de la primera mitad del siglo XIX fue Antonio López de Santa Anna. Ascendió al poder once veces; cinco de ellas como abanderado de los liberales y las otras seis como conservador.

En 1833 tuvo lugar la primera reforma liberal del Estado, encabezada por Valentín Gómez Farías (quien era a la sazón presidente interino, pues Santa Anna se había retirado a descansar a su hacienda) y José María Luis Mora. Dicha reforma concluyó en la instalación de una república centralista. En 1835 fueron promulgadas las Siete Leyes, nombre dado a la constitución de corte centralista cuya vigencia ocasionó la declaración de independencia de Zacatecas y Texas. Este último territorio, perteneciente al estado de Coahuila y Texas, se separó de México en 1836. Cinco años más tarde la República de Yucatán declaró su independencia, y no se reincorporaría definitivamente a México hasta 1848.

El desastre de la primera república unitaria desembocó en el restablecimiento de la Constitución de 1824, pero el 6 de enero de 1843 fue proclamada la Segunda República Centralista, encabezada por Santa Anna. Incapaz de enfrentar la invasión estadounidense, el gobierno central fue sustituido nuevamente por uno federal, que comenzó el 22 de agosto de 1846. En este tiempo, México enfrentaba la guerra con Estados Unidos. Este país se anexó la República de Texas en 1841, y en 1846 reclamó --infundadamente-- la posesión de la franja comprendida entre los ríos Bravo y Nueces. La ocupación estadounidense duró de 1847 hasta 1848, y concluyó con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo y la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano.
Los primeros años después de la invasión estadounidense fueron más o menos tranquilos, pero los nuevos conflictos originados entre liberales y conservadores ocasionaron la llegada --por undécima ocasión-- de Santa Anna al poder (1853-1855). Santa Anna se nombró Dictador de México y gobernó con el título de Su Alteza Serenísima por ley constitucional. Mientras tanto, el país estaba en bancarrota y el gobierno era sumamente corrupto. Por ello, en 1854 los liberales se fueron a la guerra, amparados en el Plan de Ayutla y encabezados por Juan Álvarez e Ignacio Comonfort. La Revolución de Ayutla desterró a Santa Anna y puso de interino a Álvarez. Su sucesor, Comonfort, promovió la promulgación de varias leyes liberales (Leyes de Reforma) que establecieron la separación entre el Estado mexicano y la Iglesia Católica y anularon los privilegios de las corporaciones. Según el Plan de Tacubaya, los conservadores desconocieron el gobierno de Comonfort y nombraron un presidente provisional, iniciando la Guerra de los Tres años, también conocida como Guerra de Reforma porque en su transcurso se promulgaron algunas de las Leyes de Reforma.

Tras la renuncia de Comonfort, Benito Juárez ocupó el 15 de enero de 1858 la presidencia interina de la república. Convocó a un nuevo constituyente que promulgó la nueva constitución mexicana, de orientación liberal. La Guerra de Reforma concluyó con la victoria de los liberales en enero de 1861. En ese mismo año, el gobierno de la República decretó la suspensión de pagos de la deuda externa. Francia, uno de sus principales acreedores, instó a España e Inglaterra a presionar por la vía militar al gobierno mexicano. La marina de los aliados llegó a Veracruz en febrero de 1862. El gobierno mexicano se aprestó a negociar por la vía diplomática, y logró el retiro de los ingleses y españoles.
Los franceses, por su parte, dieron comienzo a las hostilidades militares con el desembarque de tropas en Veracruz. El primer enfrentamiento fue la batalla de Puebla, ganada por el ejército de Ignacio Zaragoza y las milicias populares, aunque también durante la campaña hubo victorias para los franceses. La capital fue ocupada en junio de 1863. El gobierno republicano fue perseguido por los franceses hasta establecerse en Paso del Norte. Mientras tanto, el 10 de julio la Asamblea de Notables reunida en la capital nombró emperador de México a Maximiliano de Habsburgo. El Segundo Imperio Mexicano duró hasta 1867, con la derrota de los franceses y la rendición de los conservadores y el fusilamiento del emperador en Santiago de Querétaro.

Juárez siguió en el poder hasta su muerte el 18 de julio de 1872. Los últimos años de su gobierno fueron duramente criticados por las diversas facciones en que se habían dividido los liberales, algunos consideraban que no era propio de un demócrata un gobierno de 14 años. A la muerte de Juárez ocupó la presidencia Lerdo de Tejada, que elevó a rango de ley constitucional las leyes radicales de Reforma promulgadas entre 1855 y 1856. Lerdo intentó reelegirse, pero los porfiristas se levantaron en armas y lo derrocaron. Porfirio Díaz ocupó la presidencia en 1876.

Así comenzó el período en la historia de México conocido como Porfiriato. En este período las Leyes de Reforma (en especial, la Ley Lerdo) sirvieron de marco para favorecer la concentración de tierras. Los campesinos eran enganchados para trabajar en las haciendas, y algunos grupos indígenas que se mostraban particularmente rebeldes, como los yaquis y los mayas fueron desterrados de sus lugares origen y obligados a trabajar hasta la muerte en lugares como Valle Nacional, el valle del río Yaqui o Yucatán.

El gobierno de Díaz privilegiaba la inversión extranjera. La mayor parte del capital invertido en México era francés, y en importancia seguían las inversiones inglesas, estadounidenses, alemanas y españolas. Cuando Díaz apuntó que México estaba listo para la democracia en una entrevista, algunos personajes le tomaron la palabra y se presentaron a las elecciones de 1910, pero Francisco I. Madero, quien era el probable ganador de la contienda, es encarcelado en San Luis Potosí. Díaz resulta electo en los comicios junto con Ramón Corral y así inició la Revolución Mexicana.

Independencia


A principios del siglo XIX, la ocupación francesa de España sirve como pretexto a los afanes independentistas de los criollos novohispanos. De la misma manera que en la Península se habían constituido Juntas Patrióticas contra el invasor francés, la América española replicó dichas juntas, que a su vez se convertirían en focos de independencia local. Luego de la fallida experiencia de la Junta de México (1808), una conspiración en Querétaro desata finalmente la revolución independentista de los mexicanos. En la conspiración participaba el cura Miguel Hidalgo, quien se apresta a proclamar la insurrección en el pueblo de Dolores (Guanajuato) el 16 de septiembre de 1810. Tras las tempranas victorias en Guanajuato, Valladolid y Cerro de las Cruces, los insurgentes se retiran al oeste del país, viendo cambiar radicalmente su suerte al ser vencidos cerca de Aculco y, posteriormente, al retirarse Hidalgo a Guadalajara tras la Batalla del Puente Calderón. En ambas ocasiones era el mismo general, Félix María Calleja, quien dirigía la hueste patriótica, hasta ser apresados los líderes insurgentes en Acatita de Baján (Coahuila). En 1811, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez fueron fusilados y sus cabezas expuestas en la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato.

Para este tiempo, la revolución se había hecho fuerte en el sur de la intendencia de México. Destaca la campaña del cura y Generalísimo José María Morelos y Pavón, que recibió de Hidalgo la orden directa de encabezar la revolución en la Sierra Madre del Sur. Tras romper el sitio de Cuautla, Morelos convocó al primer congreso americano en 1813 en Chilpancingo, sobre la base del documento titulado Sentimientos de la Nación de Morelos se redacto la declaración de independencia de la América Septentrional, también se promulgó la Constitución de Apatzingán un año más tarde, . La necesidad de proteger al Congreso, y las contradicciones entre éste y el Siervo de la Nación minaron la capacidad bélica del ejército insurgente. Derrotado en el valle que hoy lleva su nombre, Morelos fue conducido a la ciudad de México para ser enjuiciado. Murió fusilado en San Cristóbal Ecatepec en 1815.
Evolución del territorio mexicano.

Comenzó así una fase defensiva de las fuerzas independentistas. Los únicos frentes fuertes eran el veracruzano, al mando de Guadalupe Victoria, y el de Vicente Guerrero, en el sur de México. En el norte, la campaña relámpago de Pedro Moreno y Francisco Javier Mina (un español de ideas liberales), había concluido desastrosamente, a pesar de sus triunfos iniciales. La revolución popular de independencia mexicana se hallaba muy lejos del triunfo. El virrey Apodaca ofrecía el indulto a los insurgentes, lo que minó sus fuerzas. Aprovechando la situación, algunos militares criollos -que habían combatido a los insurgentes durante los años anteriores- tomaron la dirección del movimiento. Agustín de Iturbide pudo negociar con Vicente Guerrero y promulgaron el Plan de Iguala en 1821. Poco tiempo después, llegó el nuevo —y último— virrey de Nueva España, Juan O'Donojú, quien aceptó firmar el acta de independencia de México el 28 de septiembre de 1821.

Los primeros reconocimientos a la nación independiente provinieron de Chile, Gran Colombia y Perú en 1825. En 1826, Gran Bretaña fue la primer potencia europea en reconocer la Independencia de México mediante la firma de un Tratado de Límites y Navegación entre México y Su Majestad Británica. Y después los Estados Unidos reconocieron al gobierno de México, respetando los límites pactados en el Tratado de Adams-Onís.

Virreinato de la Nueva España


Tras la caída de Tenochtitlan, el gobierno quedó a cargo de Hernán Cortés, autonombrado Capitán General de lo que pasó a llamarse la Nueva España. Luego fue establecida la Real Audiencia de México, dependiente de la Corona Española, con el propósito de realizar una mejor administración. El virreinato fue establecido en 1535, y el primer virrey fue Antonio de Mendoza.

La base de la economía novohispana era la minería. Sin duda, el virreinato del Perú fue muy superior en la producción de metales preciosos (oro y plata) en los primeros años del reino español en América. Sin embargo, el descubrimiento de nuevo yacimientos desde Sonora hasta el de sur de la provincia de Estados Unidos, permitió que gradualmente la Nueva España ocupara el lugar de privilegio. La minería permitió el desarrollo de otras actividades asociadas, especialmente los obrajes y la agricultura, que convirtieron a las regiones del Bajío y los valles de México y Puebla en prósperas regiones agrícolas y de actividad industrial incipiente.

El comercio del virreinato era realizado a través de dos puertos: Veracruz (golfo de México) y Acapulco (océano Pacífico). A éste último llegaba la Nao de China que transportaba productos de las Filipinas a Nueva España y de ahí se transportaban por tierra, llegando a Puebla, donde la influencia oriental es notoria en su artesanía y en sus tradiciones como la de la "china poblana", al Ayuntamiento de México y a Veracruz de donde se enviaba a España o a los puertos del Atlántico. El comercio coadyuvó al florecimiento de estos puertos, de la Ciudad de México y las regiones intermedias. Hay que señalar que hasta finales del siglo XVIII, con la introducción de las reformas borbónicas, el comercio entre los virreinatos españoles no estaba permitido.

La sociedad novohispana profesaba en su mayor parte la Religión Católica, La Santa Inquisición --que velaba por la extirpación de idolatrías y antropofagia-- tenía instalados sus oficios en el territorio. El territorio de la Nueva España era lo suficientemente grande para que en él existiera una gran cantidad de pueblos indígenas y una gran variedad de lenguas, sin excluir a los europeos. Durante los trescientos años de la Nueva España se tuvieron distintas disposiciones legales que afectaron el comercio y la prosperidad de los novohispanos. En general su nivel de prosperidad era el más alto de América, en especial los residentes de los Ayuntamientos de México, Puebla de los Ángeles, la Villa Rica de la Veracruz, Acapulco y Zacatecas; sin embargo, algunas regiones padecieron grandes penurias como los californios por la falta de prendas de vestir europeizadas, quienes, no obstante, poseían bastante ganado y granos para su manutención.

A pesar de que por regla general se propuso una política de integración, la realidad política que imponía el otorgamiento de los puestos importantes para la burocracia española (en especial desde la llegada de los Borbones, que propugnaron el modelo francés de colonización, contra los cuales los criollos o hijos de españoles nacidos en México empezaron a resentirse). Y aunado a la situación de pobreza en que se encontraba la mayor parte de la población mestiza e indígena se crearon divisiones tan graves como las castas en Yucatán. Durante el período virreinal se gestaron muchas de las tradiciones e instituciones que han evolucionado, de conformidad con el carácter del pueblo mexicano, en muchas de las características mexicanas de la actualidad.

Conquista


En 1517, Francisco Hernández de Córdoba llega a las costas de la península de Yucatán procedente de Cuba. En la segunda expedición en 1518 Diego Velázquez de Cuéllar envía 4 embarcaciones al mando de su sobrino Juan de Grijalva. La tercera expedición de 1519 encabezados por Hernán Cortés, toco tierra primero en Cozumel y después incursionaron al territorio mesoamericano por las costas de Veracruz. Fueron varios los pueblos que se aliaron a los españoles para librarse del poderío mexica, entre ellos los tlaxcaltecas. Moctezuma Xocoyotzin, tlatoani mexica, recibió pacíficamente a los recién llegados al pensar que Cortés era Quetzalcóatl, rey azteca que según la tradición se fue por el mar hacia el oriente jurando regresar un día para retomar sus territorios. La matanza de Toxcatl levantó en armas a los mexicas contra los españoles y sus aliados.

Cuitláhuac y Cuauhtémoc fueron los últimos jefes del Imperio Mexica. El primero derrotó a los invasores el 30 de junio de 1520, y murió poco después durante la epidemia de huey cocoliztli. Cuauhtémoc, abandonado por la mayor parte de sus aliados, finalmente fue capturado y ejecutado por los españoles en 1521. En 1521 cae el imperio mexica ante los ejércitos españoles compuestos principalmente por tlaxcaltecas. Capturada México-Tenochtitlan, los españoles procedieron al sometimiento de los reinos independientes. Los pueblos mesoamericanos fueron sometidos casi todos en los siguientes cinco años a la caída de Tenochtitlan. Sin embargo, los grupos nómadas y seminómadas del norte siguieron en resistencia hasta el siglo XX, cuando los yaquis negociaron el armisticio con el ejército mexicano.

Con los militares españoles llegaron también misioneros que se dedicaron a convertir a los indígenas a la religión católica. De los religiosos que llegaron al país destacaron Vasco de Quiroga, Motolinía, Martín de Valencia, Bernardino de Sahagún, Diego de Landa, Junípero Serra, Sebastián de Aparicio y Bartolomé de las Casas.

Época precolombina


El territorio fue descubierto y habitado por grupos de cazadores y recolectores hace más de 30.000 años. El inicio de la agricultura tuvo lugar hacia el año 9000 a. C., aunque el cultivo del maíz ocurrió sólo hacia el 5000 a. C. Las primeras muestras de alfarería datan de alrededor del 2500 a. C. Con este hecho se define el inicio de la civilización mesoamericana, en tanto que es definitorio de las sociedades sedentarias.

Los grupos aridoamericanos continuaron subsistiendo a través de la recolección y la cacería. Por su parte, en la mitad sur de México la agricultura permitió la transición de las sociedades igualitarias del Preclásico temprano (2500 - 1500 a. C.) a las más complejas del Preclásico medio, entre las que destaca la cultura olmeca. En ese tiempo se desarrollaron los sistemas de irrigación que permitirían la estratificación de las sociedades. Hacia el año 100 dC, la ciudad de Teotihuacan ocupó el lugar principal en Mesoamérica, y difundió su influencia hasta lugares tan lejanos como Costa Rica y Nuevo México.
En el siglo VIII comenzó la decadencia de Teotihuacan. La ciudad cedió su hegemonía a numerosos Estados hostiles entre sí que dominaban regiones clave de la economía mesoamericana. Dos siglos después estos Estados habían perdido fuerza, al tiempo que llegaron del norte las primeras tribus chichimecas. En el noroeste, los pueblos oasisamericanos se diferenciaron definitivamente del conjunto de Aridoamérica, y crearon una civilización propia cuyos vestigios más importantes en territorio mexicano se localizan en Paquimé.

Durante los siglos X al XII, el centro de México fue dominado por Tollan-Xicocotitlan, la capital de los toltecas. Esta ciudad estableció vínculos muy fuertes con varias regiones de Mesoamérica, pero particularmente con la península de Yucatán, donde se ubica la ciudad maya de Chichén Itzá. En Oaxaca, mientras tanto, los mixtecos iniciaron un proceso expansionista que los llevó a ocupar los Valles Centrales donde habitaban los zapotecos. En 1325 los mexicas fundaron México-Tenochtitlan, la capital del Estado más extenso que conoció la Mesoamérica prehispánica, que sólo rivalizó con los purépechas de Tzintzuntzan.

Toponimia


México es una entidad política que nació en el siglo XIX. Aunque algunos autores de la época virreinal se referían a sí mismos como mexicanos, fue hasta después de la independencia que se adoptó definitivamente el nombre de México para el país.

Desde su conformación como Estado federal, el nombre oficial del país es Estados Unidos Mexicanos, aunque la Constitución de 1824 usaba indistintamente las expresiones Nación Mexicana y Estados Unidos Mexicanos. La Constitución de 1857 hace oficial el uso del nombre República Mexicana, pero en el texto se emplea también la expresión Estados Unidos Mexicanos. La Constitución vigente, promulgada en 1917, establece que el nombre oficial del país es Estados Unidos Mexicanos.

Existen varias hipótesis sobre el significado de la palabra "México". Una etimología propuesta sugiere que puede interpretarse como "lugar [donde vive] Mēxitli o Mēxtli", un nombre secreto del patrón de guerra de los mexicas. Aunque lo único seguro es que se trata de un vocablo de origen náhuatl Mēxihco, con el que los mexicas designaban la capital de su Estado. La etimología de Mēxihco [me:ʃiʔko] no es clara. Una propuesta comúnmente repetida sostiene que el nombre proviene de los vocablos mētz-tli 'luna' y xīc-tli 'ombligo, centro' y el morfema locativo -co 'en, el lugar de', de esta forma, el nombre de México significaría En el centro de la Luna, o En el centro del lago de la Luna, que era uno de los nombres con que los mexicas conocieron el Lago de Texcoco. Sin embargo, esta explicación no es etimológicamente satisfactoria ya que no encaja ni la cantidad vocálica de la /ī/ de xīc- 'ombligo', ni el saltillo que precede al locativo, además la derivación presenta una caída irregular del grupo -tz- en mētz-.

México


México (náhuatl: Mēxihco )? oficialmente Estados Unidos Mexicanos, es una república democrática, representativa y federal integrada por 32 entidades federativas que ocupa la parte meridional de América del Norte. De acuerdo con la constitución vigente, la sede de los poderes de la federación es la Ciudad de México, cuyo territorio ha sido designado como Distrito Federal.

Limita al norte con los Estados Unidos de América; al este, con el golfo de México y el mar Caribe; al sureste, con Belice y Guatemala, y al oeste con el océano Pacífico. La superficie mexicana ocupa una extensión cercana a los 2 millones de km², que lo colocan en la decimocuarta posición entre los países del mundo ordenados por superficie. En este territorio habitan 106,7 millones de personas,[1] por lo que se trata de la nación hispanohablante con mayor población. Por otra parte, el español convive en México con numerosas lenguas indígenas, reconocidas oficialmente como nacionales por el Estado mexicano.

La historia de este territorio se remonta más de 30 mil años hacia el pasado, tiempo en el que se sucedieron en ese mismo espacio numerosos pueblos, que incluyen tanto a culturas mesoamericanas agrícolas como a los nómadas de Aridoamérica y los pueblos oasisamericanos. Tras la conquista española, México inició la lucha por su independencia política en 1810. Posteriormente, durante cerca de un siglo el país se vio envuelto en una serie de guerras internas e invasiones extranjeras que tuvieron repercusiones en todos los ámbitos de la vida de los mexicanos. Durante buena parte del siglo XX (principalmente la primera mitad) tuvo lugar un período de gran crecimiento económico en el marco de una política dominada por un solo partido político.

Por el volumen neto de su producto interno bruto (PIB), se considera a México la decimocuarta economía mundial[2] —aunque en 2001 había sido la novena[3] —. Sin embargo, la repartición de la riqueza es tan desigual que en el país coexisten municipios con índices de desarrollo humano similares a los de naciones como Alemania[4] o Burundi.[5] Durante una buena parte del siglo XX, la principal fuente de divisas extranjeras del país fue la venta de petróleo, aunque durante este siglo tuvo lugar un proceso de industrialización que permitió al país diversificar su economía. Las remesas de los trabajadores mexicanos en el exterior han venido creciendo año con año, hasta llegar a representar el 3% del PIB nacional y una de las principales fuentes de divisas extranjeras para el país, precisamente al lado de los ingresos por exportaciones petroleras y el turismo.[6] Otra gran problemática social es el aumento de los índices de incidencia delictiva en el país,[7] especialmente la relativa al narcotráfico.